9.10.15

Georges Perec "La vida Instrucciones de uso" 1978

Aislemos nosotros, para empezar, el plano de la forma del del contenido para contemplar las piezas por separado. Dirijámonos a una mesa amplia, una mesa en la que quepan un puzle y un tablero de ajedrez y contemplemos las fichas una a una, Imaginemos que podemos abrir la tapa superior del libro de Perec y que, en lugar de páginas encontramos un recipiente lleno de piezas, 195 piezas exactamente, el número de personajes que aparecen en la historia.
Asidos a la luz parecen figuras inexpresivas, inertes, es imposible establecer relaciones de unas con otras pero Perec nos enseña cómo insuflarles vida. Vayamos al tablero de ajedrez y busquemos el caballo: el movimiento en forma de L nos da la clave: es este el patrón que debemos seguir para colocar a los personajes en su lugar correspondiente para que formen un todo, un conjunto.

Salgamos a la calle y experimentemos con el carácter de voyeur inherente a todo lector. ¿Cuántas veces hemos contemplado un inmueble y hemos imaginado lo que ocurre dentro, en esas estancias en las que solo podemos contemplar alguna figura a contraluz?

Imaginemos que podemos realizar un corte transversal al edificio que deje en evidencia lo que ocurre entre las tres paredes restantes: vidas en habitáculos, independientes que se interrelacionan en las escaleras, en los rellanos a veces descuidados, en el ascensor que a veces no funciona...volvamos a casa y abramos el libro.

La vida:instrucciones de uso es una gran novela que contiene novelas menores o una novela matrioska: cada capítulo habla de un lugar específico del interior del inmueble-sea un apartamento o una zona común descrito exhaustivamente y de la persona o personas que lo ocupan.

Los personajes parecen estar atravesados por una línea de tiempo de la que podemos tirar hacia al pasado o hacia el presente, un procedimiento que revelará la relación del personaje con el edificio, cómo llegó a él y cuál ha sido su transcurso.

Como historia central y como guía asistiremos al proyecto de vida de un pintor que viaja por el mundo para pintar cuadros de los lugares que visita que serán superpuestos en placas de madera para más tarde ser cortados en piezas de puzle que volverán a formar la imagen inicial para finalmente ser destruidos en el lugar en que fueron pintados quedando solo un lienzo en blanco.

Las historias e hilos de tiempo de cada personaje forman el todo del libro, historias de todo tipo, desde crímenes a las situaciones más absurdas pasando por la propia historia del inmueble hasta que su habitante más longevo muere.

Las referencias al mundo de la historia de la pintura, a la literatura y a otras formas de arte no escasean apareciendo en ocasiones en forma de citas algo distorsionadas por el autor: Italo Calvino, Unica Zürn, Kafka, Borges... aparecen solapados en las tramas, referenciados y reverenciados a la vez que presenciamos desde la calle y sin las restricciones de tiempo lo que ocurre en el interior del edificio.

La recomendación es vehemente aunque difícil: se trata de una novela experimental y las condiciones que impone el plano formal pueden hacer pensar que se trata de una novela inabarcable: nada más lejos de la realidad; debe ser leída como cualquier otra, de principio a fin, quizás experimentando a nuestra vez con las licencias formales, Perec nos lo pone fácil.


El libro cuenta con varios anexos, uno de ellos es un plano del inmueble con los nombres de los habitantes, quizás os sintáis llamados a recorrerlo con un caballo de ajedrez para seguir la estructura, otro anexo ofrece un orden cronológico aunque el más apreciado por mí es el que ofrece una frase clave de cada una de las historias.

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